El techo radiante presenta grandes ventajas para la climatización de locales de techos elevados, dado que no calienta el aire, sino que irradia el calor directarmente hacia los objetos sólidos
El suelo o techos radiantes son un sistema de distribución de la calefacción, es decir, no producen ellos el calor. Es necesario una bomba de calor o una caldera para que lo produzca. Se trata del sistema de distribución de la calefacción y refrigeración más eficiente que existe.
Estos sistemas se denominan calefacción radiante, ya que utilizan un método de transmisión del calor diferente del de los sistemas convencionales.
Desde el punto de vista físico, existen tres formas diferentes de transmitir el calor: por contacto, por convección y por radiación.
Los sistemas convencionales como los radiadores o el aire acondicionado que proporciona calefacción utilizan el sistema de convección. Es decir, calientan el aire, y el aire nos calienta a nosotros. Pero la trasmisión a través de la radiación funciona de una forma muy diferente: el cuerpo emisor envía la energía en forma de ondas infrarrojas, que sólo se convierten en calor cuando alcanzan un cuerpo sólido. De esta forma, no estamos calentando el aire, sino los cuerpos, las paredes, suelos y objetos que tocamos, ahorrando energía. El aire finalmente se calienta, pero de forma indirecta, pues recibe nuestro calor por contacto.
No debe asustarnos esta denominación de radiación; se trata de la misma radiación que tiene, por ejemplo el sol. No es nada peligroso, y técnicamente, el sistema de suelo radiante funciona exactamente igual que cualquier sistema de calefacción central: una serie de tuberías llevan un líquido que previamente ha calentado la caldera; no es necesario disponer de aparatos que emitan radiaciones ni nada similar.
De hecho, cualquier sistema de calefacción experimenta simultáneamente ambos fenómenos, tanto la convección como la radiación. La diferencia es que la radiación en el caso de los radiadores metálicos es tan pequeña que ni se cuenta. Y lo mismo ocurre con la convección del suelo radiante: es tan baja que ni se nota.
El secreto para que, utilizando la misma técnica de tuberías con agua caliente, se pase automáticamente de la convección a la radiación, se encuentra, como ocurre a menudo, en una ley física: la radiación -es decir, la emisión de energía en forma de rayos infrarrojos- será mayor cuanto mayor sea la superficie del cuerpo emisor. Y en el suelo y techo radiantes, la superficie emisora es enorme.
Esto conlleva la ventaja última pero fundamental: al ser tan grande la superficie emisora, no es necesario calentar el liquido de las tuberías tanto como en el caso de los radiadores, que son un pequeñísimo foco que debe calefactar todo el volumen de aire la habitación.
Tanto el techo como el suelo radiante son especialmente útiles para calefactar locales de altos techos, como naves industriales, polideportivos, locales comerciales y similares. Normalmente estos lugares son climatizados en España mediante grandes bombas de calor, pero el sistema de distribución es por convección, es decir, a través de aire caliente o frío. En lugares con techos muy altos, esto presenta un problema especial: el aire caliente tiende a subir hacia arriba. Y recordemos que es sólo el aire caliente, no el calor, que desde el punto de vista físico, es otra cosa y funciona de otra manera. Este problema denominado estratificación, implica una solución denominada, cómo no, desestrificación, que consiste en colocar aerotermos en los techos que envían la masa de aire caliente hacia el suelo, que es donde se encuentran los trabajadores, clientes etc.
La climatización por radiación juega aquí un papel fundamental. Dado que la radiación no calienta el aire, sino las masas sólidas, el calor se dirige allí donde nosotros lo deseamos, y se elimina el problema de las masas de aire caliente que huyen hacia arriba, ahorrando así energía.
A las ventajas del suelo radiante, es necesario unir algunas adicionales del techo. La instalación del suelo radiante tiene dos hándicaps. Uno es que al fluir bajo el suelo, las tuberías deben ser instaladas durante la construcción del edificio o durante una reforma total. De lo contrario, no compensa económicamente levantar el suelo para instalar el suelo radiante, debido al coste de la obra. El segundo es que el suelo radiante limita el tipo de suelo que queremos instalar, puesto que la moqueta o el parquet funcionarían como aislantes de la calefacción.
El techo radiante, sin embargo, no presenta estos problemas. Puede instalarse en cualquier momento con obra civil mínima. Por este motivo, es especialmente indicado para edificios que están construídos ya, pues aporta todas las ventajas de la climatización por suelo radiante pero no sus contraindicaciones.
El techo y suelo radiantes aún son poco conocidos en España, pero se instalan desde los años 50 en Europa Central, por lo que su funcionamiento está más que comprobado. Empresas como Deutsch Bank, BMW o Mercedes Benz o el aeropuerto de Frankfurt utilizan estos sistemas de calefacción.
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